Dosis de Jogging y Mortalidad a largo plazo

Dosis de Jogging y Mortalidad a largo plazo

El Copenhagen City Heart Study comparó 1878 corredores seguidos durante 35 años, contra 16827 no corredores, y encontró que aquellos que corrían más de 2,5 hs semanales, a un paso lento o moderado y una frecuencia menor a 3 veces por semana presentaron menor mortalidad en comparación con aquellos que no corrían. Estudios longitudinales sugieren

El Copenhagen City Heart Study comparó 1878 corredores seguidos durante 35 años, contra 16827 no corredores, y encontró que aquellos que corrían más de 2,5 hs semanales, a un paso lento o moderado y una frecuencia menor a 3 veces por semana presentaron menor mortalidad en comparación con aquellos que no corrían.


Estudios longitudinales sugieren que las personas que realizan jogging o running tienen al menos un 30% menos riesgo de morir durante el seguimiento, en comparación con las que no la realizan.

Sin embargo, se desconoce la dosis ideal de ejercicio para mejorar la longevidad.

El objetivo de este estudio fue investigar con mayor detalle si la asociación de curva-U existe entre la mortalidad y la dosis de jogging, calibrada por el paso, cantidad y frecuencia semanal del ejercicio.

El Copenhagen City Heart Study se compone de 19329 hombres y mujeres entre 20 y 93 años, de Copenhague registrados desde 1976. Este estudio incluyó pacientes examinados en 2001 y 2003, se excluyeron pacientes con antecedentes de enfermedad cerebrovascular y cáncer. Se analizaron 1098 corredores y 3950 (413) no corredores desde 2001 hasta el 2013.

La actividad física se dividió en 4 grupos, grupo 1 casi enteramente sedentario, grupo II actividad física liviana (2-4 hs por semana), grupo III actividad física liviana (más de 4 hs por semana o actividad más intensa 2-4 hs por semana), y grupo IV, actividad física vigorosa por más de 4 hs semanales.

Los corredores se subdividieron en 3 grupos, corredores livianos (corrían a paso lento, 6 METS o < 2,5 hs semanales <3 veces por semana), moderados, o extremos (ritmo rápido, más de 12 METS, y >4 hs semanales o >2,5 hs por semana con una frecuencia >3 veces por semana).

Se registraron 28 muertes entre corredores y 128 entre no corredores. En general, los corredores eran más jovenes, tenían menor presión arterial e índice de masa corporal, y menor prevalencia de tabaquismo y diabetes mellitus.

Correr entre 1 – 2.4 hs por semana se asoció con una menor mortalidad (Hazard ratio [HR] multivariado 0,29, IC 95% 0,11-0,80), correr entre 2,5-4 hs por semana alcanzó un HR de 0,65 (IC 95% 0,2-2,07). La frecuencia óptima fue 2-3 veces por semana (HR 0,32 [0,15-0,69]) o menos de 1 vez a la semana (HR 0,29 [0,12-0,72]). Correr más de 3 veces por semana no fue significativamente diferente del grupo que no corría. Los pasos lento y moderado de carrera se asociaron con menor mortalidad (HR 0,51 [0,24-1,10] y HR 0,38 [0,22-0,66] respectivamente). Notablemente, el grupo con paso rápido de carrera presentó el mismo riesgo de muerte que el grupo sedentario (HR 0,94 [0,40-2,18]).

Los corredores livianos tuvieron el menor riesgo de mortalidad total (HR 0,22 [0,10-0,47]), el HR de los corredores moderados fue 0,66 (0,32-1,38) y en los corredores extremos fue 1,97 (0,48-8,14). Estos hallazgos sugieren que existe una asociación de curva en U entre correr y mortalidad.

 

Comentario:

La base de una vida saludable para cualquiera de nuestros pacientes, ya sean «sanos» y «enfermos» se basa en dos puntos, una alimentación saludable y la realización de actividad física.

Ésta última ayuda a mejorar el control de los factores de riesgo, y mejora los parámetros metabólicos de inflamación.

El año pasado se publicó un trabajo en el cual se demostró que aquellos que corren aunque sea diez minutos al día, reducían el riesgo de morir por causas cardiovasculares. Este trabajo objetivó algo que aunque parezca mentira, no se había demostrado en un trabajo científico de grandes dimensiones.

Pero como todo en cardiología, la asociación de «curva en U» parece también encontrarse en la actividad física, y es demostrada en este estudio Danés. La actividad física extrema pareciera no poseer beneficio en términos de mortalidad con respecto a aquellos que no realizan actividad alguna.

Como todo estudio retrospectivo, posee sus limitaciones, no podemos determinar las características basales de cada grupo de corredores, ni la alimentación que cada uno llevó durante todo este período. Las muertes evaluadas fueron por cualquier causa, no cardiovasculares solamente, no sabemos si los pacientes obitaron por muerte súbita o por algún motivo no cardiovascular. Por otro lado, se evaluaron no corredores sedentarios, y se excluyeron no corredores activos (que realicen otra actividad física).

Considero que no debemos modificar nuestras indicaciones a nuestros pacientes sobre la realización de actividad física. Debemos estimularlos a una vida saludable, tomando recaudos en controles médicos, alimentación, hidratación y asesoramiento del entrenamiento.

Este estudio debe ser el inicial para la realización de otros de mejor calidad metodológica (prospectivo, aleatorizado, etc) donde podamos excluir otras variables que pudieran influir en los resultados.

 

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