Esta es una excelente revisión del importante tema del ejercicio: discute ampliamente la importancia sobre hacer ejercicio para la prevención de las enfermedades cardiovasculares y también el controvertido tema sobre la cantidad de ejercicio y si “too much exercise” puede ser malo.

Empieza hablando de la cantidad de ejercicio propuesta por las Guías (150 min/semana de moderada intensidad o 75 min/semana de ejercicio aeróbico de alta intensidad). Hasta ejercicios mínimos, como permanecer en pie > 2 h/día, se asocian al 10% de reducción de mortalidad, con el mensaje que cualquier pequeña cantidad de actividad física tiene beneficios CVC.  Aumentos en los niveles de ejercicios moderados reducen progresivamente la mortalidad CVC, pero la curva se atenúa para ejercicios vigorosos superiores a 11 METS-h/semana. Hay evidencias que ejercicios intensos en prevención primaria reducen más los eventos CVC y mejoran  los factores de riesgo más que los ejercicios moderados. Pero ejercicios vigorosos aumentan transitoriamente el riesgo para eventos cardíacos agudos, aunque reduzcan el riesgo general.

En la sección donde se discute el ejercicio en la prevención secundaria, los autores hablan de la importancia de se indicar rehabilitación cardíaca para los pacientes. Pacientes CVC que ejercitan 3-7 METS-hora/semana tienen más beneficio que los no se ejercitan, pero también para aquellos que se ejercitan > 7 METS-h/semana, indicando una reducción aparente en los beneficios de los ejercicios en los pacientes más activos.

Pacientes con insuficiencia cardíaca en programas de entrenamiento con ejercicios de alta intensidad en intervalos (HIIT) tienen una mejora en la condición cardiorrespiratoria (cardiorespitratory fitness -VO2 peak), pero esto no indica que ejercicios en régimen más intensos llevan a una mayor sobrevida. A este grupo de pacientes debe indicarse ejercicios.

Finalmente los autores discuten los resultados de ejercicios de altísima intensidad practicado por atletas profesionales (elevación transitoria de las troponinas, fibrosis miocárdica, disfunción ventricular transitoria post ejercicio, arritmias, etc). Estos, en general son alteraciones transitorias y necesitan más estudios para que sus efectos patológicos o no, sean establecidos. Pero los beneficios del ejercicio superan por mucho a los riesgos, aunque puedan existir algunos sujetos con una predisposición genética para enfermedades CV para los cuales ejercicios vigorosos puedan no ser beneficioso y hasta ser deletéreo, pero esta seguramente es una populación muy pequeña de pacientes.

Esta revisión de todos los aspectos de los beneficios en la indicación de ejercicio y de la cantidad ideal en que deben ser practicados, representa una importante herramienta para convencer a los clínicos de la importancia de se indicar ejercicios de baja y moderada intensidad a la mayoría de sus pacientes.

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