La salud de la mujer en América

La salud de la mujer en América

Una realidad muy desigual Garantizar la salud de la mujer debe ser una prioridad para todos los organismos de salud pública y los gobiernos, garantizando la paridad en la calidad de vida de todas las personas. Estas limitaciones y problemáticas no son ajenas a la realidad de las Américas, donde las mujeres se enfrentan cotidiana

Una realidad muy desigual


Garantizar la salud de la mujer debe ser una prioridad para todos los organismos de salud pública y los gobiernos, garantizando la paridad en la calidad de vida de todas las personas. Estas limitaciones y problemáticas no son ajenas a la realidad de las Américas, donde las mujeres se enfrentan cotidiana y sistemáticamente a situaciones que ponen en evidencia que, a pesar de los esfuerzos de diversas organizaciones, las desigualdades de género permanecen (1, 2).

Algunos factores limitan los esfuerzos en la igualdad de género en la salud a nivel institucional, presentándose como un desafío principalmente en grupos de menor empoderamiento económico y social (3). En las Américas, por ejemplo, la tasa de fecundidad adolescente en Norteamérica es 17.6 nacimientos por cada 1000 mujeres entre 15 y 19 años en comparación con 71.1 en Centroamérica (3). Por otro lado, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) cita que 30 % de los estados miembro no reportan datos de salud clasificando la información según género (4). Obtener esta información de monitoreo sanitario ayuda a construir evidencia que puede reducir la brecha en materia de salud y género (4).

Los factores sociales también influyen importantemente en la desigualdad de salud en el género como determinantes de la salud. La OPS, institución insignia de salud pública en nuestra región, cita cuatro hechos fundamentales que ilustran esta situación: 1-Las mujeres tienen menos acceso a los sistemas sanitarios de protección social, 2-El trabajo no remunerado de cuidadoras comúnmente realizado por mujeres, las limitan a adquirir trabajos que dan acceso a los servicios de salud, 3- Las condiciones laborales de las mujeres limitan su acceso a pensiones y planes de retiro con cobertura de salud y 4- Las mujeres pagan más servicios que no son cubiertos por sus aseguradoras (1, 2). La violencia de género es otro factor importante que minimiza a las mujeres, afecta directamente su salud y mantiene la dinámica de poder lejos del balance (5). La cultura del machismo es aún predominante en las Américas, marcadamente en América Latina y el Caribe, y sus consecuencias se reflejan negativamente en la salud de la mujer (5).

Otra problemática que se ve acentuada en los últimos años por la situación de pandemia generada por la COVID-19, es la disparidad causada por la negligencia ante las cuestiones de género durante las emergencias sanitarias globales (6). El acceso a servicios de salud se ve usualmente afectando desproporcionadamente a las mujeres durante las epidemias, como ocurrió durante los brotes de Ébola y Zika ocurridos en la década de los 2010 (6). Además, las mujeres tienden a ser afectadas por estos patógenos epidémicos con mayor incidencia que los hombres (7, 8). En la epidemia más reciente y de mayor impacto en las últimas décadas, se ha evidenciado que la pandemia de COVID-19 ha generado y agudizado desigualdades sociales y económicas que impactan negativamente en la salud: las mujeres reportan mayor desempleo, mayor abandono de trabajo para actuar como cuidadoras, más abandono de actividades académicas por razones distintas a cierre de escuelas y aumento en violencia de género en comparación con los niveles previos a la pandemia (9).

Por todas estas razones, es claro que mantener la salud de la mujer es una prioridad que debe ser activamente reconocida y preservada por los grupos y organizaciones de salud pública en las Américas.

Como mujeres, nos vemos enfrentadas a muchas situaciones que ponen en riesgo nuestra salud y que salen completamente de nuestras manos, por lo que corregir los factores sociales, económicos y culturales que ponen en riesgo nuestro bienestar es de vital importancia para poder alcanzar la igualdad de género en nuestro continente. Estimular nuestros ministerios para crear proyectos de concientización sobre salud cardiovascular en la mujer desde etapas tempranas, garantizará un impacto en la disminución de las afecciones cardiovasculares de nuestro género, así como la  inclusión de manera equitativa en los estudios científicos, de diagnóstico, manejo y tratamiento de las patologías cardiovasculares beneficiará el abordaje y evolución de la salud cardiovascular en la mujer.

Referencias:

1.Rodriguez Guzman J. 1740a Paho’s regional efforts to overcome gender inequalities for working women in the americas. Women, Health and Work. 2018.
2.Pan American Health Organization. Out of Pocket Health Expenditure: The need for a gender analysis. Washington, DC: PAHO; 2019. Available from: https://iris.paho.org/handle/10665.2/54670 .
3.Pan American Health Organization. Core indicators 2019: Health Trends in the Americas. Washington, DC: PAHO; 2019. Available from: https://iris.paho.org/handle/10665.2/51542 .
4.PAHO gender equality policy: progress report [Internet]. 58th Directing Council, 72nd Session of the Regional Committee of WHO for the Americas; Virtual Session; 2020 Sep 28-29. Washington, DC: PAHO; 2020 Aug 15 (Document CD58/INF/14). Available from: https://www.paho.org/en/documents/cd58inf14-progress-reports-technical-matters-d-paho-gender-equality-policyprogress .
5.Tsapalas D, Parker M, Ferrer L, Bernales M. Gender-Based Violence, Perspectives in Latin America and the Caribbean. Hispanic Health Care International. 2020;19(1):23-37.
6.Wenham C, Davies S. WHO runs the world – (not) girls: gender neglect during global health emergencies. International Feminist Journal of Politics. 2021;:1-24.
7.Thorson A, Diwan V. Gender inequalities in tuberculosis: aspects of infection, notification rates, and compliance. Current Opinion in Pulmonary Medicine. 2001;7(3):165-169.
8.Coelho F, Durovni B, Saraceni V, Lemos C, Codeco C, Camargo S et al. Higher incidence of Zika in adult women than adult men in Rio de Janeiro suggests a significant contribution of sexual transmission from men to women. International Journal of Infectious Diseases. 2016;51:128-132.
9.Flor L, Friedman J, Spencer C, Cagney J, Arrieta A, Herbert M et al. Quantifying the effects of the COVID-19 pandemic on gender equality on health, social, and economic indicators: a comprehensive review of data from March, 2020, to September, 2021. The Lancet. 2022
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  • Wagner Clerk
    julio 26, 2022, 8:49 pm

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