Una declaración científica de la American Heart Association La Marihuana o Cannabis es una droga ilícita en varios países de Latinoamérica. Los análisis de diversos indicadores para el período 2010-2020 sugieren que, en países de América del Norte, Sur, Central y del Caribe, existe un cultivo considerable de cannabis que se exporta o se producen
Una declaración científica de la American Heart Association
La Marihuana o Cannabis es una droga ilícita en varios países de Latinoamérica. Los análisis de diversos indicadores para el período 2010-2020 sugieren que, en países de América del Norte, Sur, Central y del Caribe, existe un cultivo considerable de cannabis que se exporta o se producen para el consumo interno.
Según el Informe sobre Uso de Drogas en las Américas 2015, la marihuana aumentó entre los estudiantes de enseñanza secundaria en varios países de América Latina y el Caribe. Informaciones de todo el Hemisferio muestra que el consumo de marihuana ha aumentado en ocho de los once países, con datos de tendencias en estudiantes de secundaria.
Se están empezando a observar otros cambios en la forma en que se usa el cannabis. El vapeo de marihuana se ha vuelto más común en América del Norte, aunque esta práctica aún no se ha observado en los estudios de América Latina o el Caribe.
A partir de enero de 2022, la aparición de disposiciones legales que permiten la producción y la venta de cannabis para uso no médico(recreativo) en Canadá y Uruguay, así como en 21 jurisdicciones de los Estados Unidos, permitió reducir el tamaño del mercado ilegal de cannabis. (1) En muchas otras partes del mundo el cannabis también ha sido legalizado para uso médico o despenalizado para aplicaciones recreativas o medicinales.
Se ha estimado que ≈183 millones de personas en el mundo utilizaron marihuana en 2014 y que 22 millones presentaron criterios para trastornos por uso del cannabis en 2016. (2)
El uso de la marihuana ha ganado popularidad, particularmente entre los adolescentes yadultos jóvenes. (3) Las evidencias sugieren que la potencia de los productos del cannabis en los Estados Unidos, medidos por la concentración del principal constituyente psicoactivo de la marihuana, Δ9-tetrahidrocannabinol (THC), ha aumentado gradualmente de ≈4% en 1995 a 15% en 2018. (4) Los receptores cannabinoides se expresan en alta densidad en áreas del cerebro involucradas en la función ejecutiva y la memoria, pudiendo afectar la intoxicación aguda a la memoria y la conducta. (5) Los Cannabinoides también regulan la ansiedad e incluso pueden desarrollar comportamientos similares a la psicosis. (6) La evidencia muestra que la edad de exposición al cannabis puede influir en la función cognitiva siendo particularmente sensibles a estos compuestos en los períodos prenatal, perinatal y adolescencia. (7) Los datos obtenidos en modelos preclínicos han demostrado que el cannabis y sus vías de señalización regulan la neurotransmisión y desempeñan un papel activo en procesos cerebrales clave, incluida la neuroinflamación, neurogénesis, etc. además datos experimentales muestran que los cannabinoides podrían producir un riesgo potencial de interacciones con fármacos comúnmente utilizados, como la warfarina, antiarrítmicos, sedantes y anticonvulsivos. (6,8,9) Los datos arriba mencionados suscitaron preocupación sobre el potencial efecto del cannabis sobre la vitalidad cognitiva, razón por el cual el objetivo del Scientific Statement de la AHA: Uso de Marihuana: efecto sobre la salud cerebral de Fernando Testai y cols., fue evaluar críticamente la seguridad del consumo de cannabis desde la perspectiva de la salud cerebral. Es así que este artículo nos introduce a entender cómo funcionan los endocannabinoides y como se activan sus receptores cannabinoide tipo 1(CB1) y 2 (CB2) así como las enzimas involucradas en su producción y degradación conociéndose como el sistema endocannabinoide (SEC). (9,11,12) Los fitocannabinoides son cannabinoides exógenos extraídos de plantas con flores del género cannabis, incluyendo Cannabis activa, Cannabis indica y Cannabis ruderalis.
Más de 100 fitocannabinoides se han extraído de estas plantas siendo los principales cannabinoides presentes en la planta del cannabis, el 9-tetrahidrocannabinol (THC), el cannabidiol (CBD) y el cannabinol (CBN). El THC es el principal compuesto psicoactivo, el CBD es el compuesto no psicoactivo que tiene propiedades antioxidantes y propiedades antiinflamatorias, por ello que se piensa que el CBD ejerce algunos de los efectos beneficiosos igual que los fitocannabinoides en síndromes neurológicos y encefalopatías epilépticas y en modelos preclínicos se sugieren que el CBD es beneficioso en la enfermedad de Alzheimer, isquemia cerebral, esclerosis múltiple, y otros trastornos neurológicos. (9,10) El potencial terapéutico del CBD se está investigando en diferentes estudios clínicos. Varios cannabinoides han recibido aprobación en diferentes países para el tratamiento de enfermedades médicas específicas. Se menciona también otros cannabimiméticos sintéticos de alta potencia como el Spice disponibles en el mercado ilegal. (11,12) Se han analizado acciones neurobiológicas de cannabis en modelos animales y se vio que el THC activa los receptores cannabinoides en el cerebro, interfiriendo así con las acciones fisiológicas de los endocannabinoides siendo estos fundamentales para un procesamiento correcto de diferentes funciones cerebrales tales como las funciones cognitivas, memoria, recompensa, estado de ánimo y sensibilidad al estrés. (8,13,14) En consecuencia, el THC, al activar de forma no específica a los receptores CB1 en el cerebro, interrumpe el ajuste fino de actividad sináptica ejercida por los endocannabinoides, deteriorando eventualmente la conectividad de las redes neuronales y funcionalidad cerebral. Aún no se conoce bien, la forma en que el THC interrumpe la memoria y el aprendizaje pudiendo ser a través de su efecto diferencial sobre la liberación de neurotransmisores y la unión a los receptores CB1. (13) Exposiciones repetidas al cannabis, especialmente durante el período de desarrollo en la adolescencia, pueden ser nocivo para la salud del cerebro y causar daños estructurales, moleculares, y alteraciones funcionales de los circuitos cerebrales. (8,15,16)A largo plazo las exposiciones repetidas al TCH en la adolescencia podrían alterar la funcionalidad cerebral incluso, producir modificaciones epigenéticas, afectando genes relacionados a la plasticidad sináptica y las respuestas neuroinflamatorias asociadas con deterioro de la memoria en la edad adulta. (8,13,17,18) Varios estudios reportaron que la exposición prenatal al cannabis (PCE) alteran indicadores de salud mental neurocognitiva en el producto, manifestándose a los 9 a 10 años de edad, conduciendo incluso a la desregulación de sistemas de respuesta al estrés. (17,19, 20,21,22,23) La intoxicación aguda por marihuana se asocia con deterioro de la memoria de trabajo y comportamientos de desinhibición e impulsividad, pudiendo afectar el rendimiento en las actividades del mundo real. (6,24) Sin embargo, el efecto a largo plazo del cannabis sobre la cognición está menos establecida. Un metaanálisis de Lovell et al (25) sugirió que en adulos ≤ 30 años, con consumos regulares y frecuentes de cannabis a largo plazo se asoció con déficits cognitivos de leve a moderados como ser toma de decisiones, funciones ejecutivas y aprendizaje verbal. Similarmente en el estudio CARDIA que incluyeron jóvenes de 18 a 30 años de edad que consumían marihuana constataron que la exposición durante largo tiempo se asoció con una peor memoria verbal en la mediana edad. (26)La resonancia magnética nuclear (RMN) en adolescente que usaron cannabis, demostró alteraciones en la corteza cerebral dependientes de los años de consumo. (27) Lorenzetti y col. (28) revisaron sistemáticamente 17 metaanálisis donde se usaron RMN para evaluar zonas cerebrales en consumidores regulares de cannabis concluyendo que su uso se asoció con alteraciones cerebrales involucradas con la recompensa, el aprendizaje y la memoria, sin cambios en los volúmenes cerebrales. Varios estudios recientes examinaron los efectos del cannabis en poblaciones con factores de riesgos clínicos pre mórbidos como psicosis en <25 años vs sujetos con la misma condición, pero no consumidores de cannabis viéndose un peor desempeño en el aprendizaje verbal, memoria de trabajo verbal, etc. en los usuarios de cannabis. (29) En adultos con dolor crónico provistos diariamente de hierbas cannabis que contiene 12,5 % de THC durante 1 año se encontró que había una mayor tasa de eventos adversos en comparación con controles, pero no en los que consumían dosis bajas diaria.En un estudio de pacientes con esclerosis múltiple(EM) el dronabinol oral no logró demostrar evidencia de un efecto en la desaceleración de la progresión de la enfermedad. (30) Con respecto a los efectos del consumo de marihuana en riesgo y enfermedad cerebrovascular; existe evidencia de que el consumo de marihuana aumenta la prevalencia de los ataques cerebrovasculares (ACV). Los efectos adversos de la marihuana pueden incluir la activación del sistema nervioso simpático, cambios en la presión arterial, activación plaquetaria y efectos electrofisiológicos. (31). Ahora bien, el tabaquismo y el uso y abuso de otras sustancias, posiblemente contribuirían, principalmente en poblaciones de bajo riesgo como adultos más jóvenes. (32)La hipertensión arterial (HTA), en particular, es un factor de riesgo importante para el ACV isquémico, ACV hemorrágico y hemorragia subaracnoidea. Sin embargo, con el consumo de marihuana, la reacción aguda en los seres humanos es una disminución de la presión arterial (PA) como resultado de los efectos de los cannabinoides en la vasculatura y el sistema nervioso autónomo. (32). En contrapartida una encuesta mostró una asociación modesta del uso de cannabis con PA sistólica más alta y una mayor prevalencia de HTA entre usuarios de 30 a 59 años de edad. (33)La relación entre el consumo de marihuana y la PA elevada, especialmente entre los grandes usuarios, podrían conducir a asociaciones a largo plazo con resultados cerebrovasculares, aunque este mecanismo queda por estudiar. Se habla también de casos de infarto de miocardio (IM) en adultos jóvenes, consumidores de marihuana que carecen de factores de riesgo. El Riesgo de IM se elevó 4,8 veces dentro de la hora después de fumar marihuana, esta asociación demuestra el papel potencial de la marihuana como un desencadenante agudo de enfermedad cardiovascular. Esto contrasta con un estudio de adultos jóvenes en el cual el uso acumulativo o reciente de marihuana no se asoció con enfermedad coronaria, ACV o enfermedad cardiovascular y mortalidad por enfermedad. (34,35,36,37)De manera similar, el consumo de marihuana parece ser un desencadenante de la fibrilación auricular (FA). Los datos de pacientes hospitalizados muestran que el porcentaje de personas con trastorno por consumo de cannabis dadas de alta en el período posterior a la legalización (2010-2014) con el diagnóstico de arritmia, aumentó un 31%. (38) Existen datos controvertidos en la relación entre el consumo reciente y excesivo de cannabis en jóvenes individuos y riesgo de ACV (38,39) Se encontró que el uso de cannabis entre hombres y mujeres hospitalizados entre 2004 y 2011 se asoció con un aumento del riesgo relativo del 17 % para el ACV isquémico agudo y que el consumo concomitante de tabaco incrementa el riesgo al 31%.(40) Por el contrario, investigadores que evaluaron registros de pacientes ingresados en un centro entre 2015 y 2017 no encontraron asociación del uso de cannabis con el riesgo de ACV isquémico, incluso después del ajuste de factores, incluyendo la edad, el tabaquismo y las comorbilidades. (41)Debido a la teoría del efecto vasoactivo del cannabis, su uso ha sido implicado en algunos casos de síndrome de vasoconstricción cerebral reversible con ACV atribuido al consumo de marihuana. (42). Además, se vio un riesgo elevado de ACV por estenosis arterial intracraneal entre consumidores jóvenes de cannabis de 18 a 45 años de edad en los que se presenta vasoespasmo siendo el síndrome de vasoconstricción un mecanismo potencial. (43)Eventos cardiovasculares agudos y ACV también se ha informado en pacientes que usan cannabinoides sintéticos. (44)El Spice (cannabinoide sintético) se asoció con púrpura trombocitopénica idiopática lo que aumenta el riesgo de hemorragia mayor, así como la hemorragia intracraneal, relacionado con la presencia de un adulterante considerado una superwarfarina. (45)Los estudios observacionales han producido resultados contradictorios en relación con el efecto de la marihuana, incluyendo HTA, FA, MI y cognición. Esto podría ser debido a que el cannabis ha sido considerado una droga ilícita por generaciones. En segundo lugar, varios comportamientos como el tabaquismo y el consumo de alcohol que se asocian con el consumo de marihuana y que pueden influir en el riesgo de ACV y la conectividad cerebral. (46,47)Las redes sociales pueden enfatizar un papel beneficioso de la marihuana, percibiendo la población en general como una droga inofensiva. Sin embargo, existe evidencia emergente que vincula el consumo de marihuana con los eventos cardiovasculares y ACV, así como la interacción entre la marihuana y los medicamentos, razón por la cual la población general, debe ser informada para su uso cauteloso, así como, destacar la importancia potencial de los programas de vigilancia activa. (10,48) Se debe informar de los efectos dañinos del THC sobre el cerebro y sus áreas implicadas en la función ejecutiva y la memoria y que éstos tienen un efecto perjudicial dependiente de la dosis en la memoria, en la plasticidad y el desarrollo neuronal.
Bibliografía
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