Predicción de la aterosclerosis subclínica en individuos de bajo riesgo

Predicción de la aterosclerosis subclínica en individuos de bajo riesgo

Puntuación de salud cardiovascular ideal y puntuación Fuster-BEWAT La enfermedad ateroesclerótica comienza a temprana edad. Al manejar y tratar los factores de riesgo cardiovasculares, síndrome metabólico y marcadores precoces del riesgo cardiovascular se podría enlentecer o retardar el envejecimiento (injuria endotelial) de los órganos blanco, probablemente sin reducción de la mortalidad, pero logrando tres enfoques

Puntuación de salud cardiovascular ideal y puntuación

Fuster-BEWAT

La enfermedad ateroesclerótica comienza a temprana edad. Al manejar y tratar los factores de riesgo cardiovasculares, síndrome metabólico y marcadores precoces del riesgo cardiovascular se podría enlentecer o retardar el envejecimiento (injuria endotelial) de los órganos blanco, probablemente sin reducción de la mortalidad, pero logrando tres enfoques fundamentales con la detección temprana de la aterotrombosis subclínica: prevenir eventos cardiovasculares, brindar protección de los órganos blanco y mejorar la calidad de vida (1).

La valoración del riesgo cardiovascular se inicia con los estudios de Framingham, hace más de 50 años (2). Con el paso del tiempo se han ido desarrollando diversos métodos de evaluación (puntajes) del riesgo cardiovascular, pero existe escasa evidencia acerca de su utilización en la población latinoamericana. La amplia adopción de las dietas occidentales, así como las alteraciones de las medidas conductuales del estilo de vida en los países emergentes con un bajo o intermedio ingreso económico ha resultado en un dramático incremento en la incidencia de enfermedad arterial coronaria y cerebral, debido al cúmulo de factores de riesgo cardiovascular clásicos y potencialmente modificables con influencia sobre el género, etnia, y geografía (3).

Hoy en día, la estrategia es identificar al paciente vulnerable, entendido como el individuo susceptible al desarrollo de ateroesclerosis y por lo tanto con mayor riesgo de sufrir sus complicaciones, en ese sentido resulta atractiva una estrategia basada en la detección temprana de la aterosclerosis subclínica, tal y como lo planteó el grupo de expertos que conforman The Screening for Attack Prevention and Education Task Force (Grupo SHAPE) (4)  incluyendo en el proceso de estratificación, estudios como la medición por ultrasonido del espesor medio-intimal carotídeo, la cuantificación del puntaje de calcio por tomografía computada multicorte y dosaje  PCRus como marcador sérico.

El artículo de Fernández-Alvira y colaboradores (5) muestra la importancia de la detección de ateroesclerosis, con dos métodos, a saber: el uso de la puntuación de salud cardiovascular ideal (PSCI), usado en prevención primaria y el método de puntuación Fuster-BEWAT (PFB) (por las siglas en inglés de presión arterial [blood pressure, B], ejercicio [E], peso [weight, W], alimentación [A] y tabaco [T]) que no necesita análisis de laboratorio. El objetivo del estudio fue comparar la efectividad de la PSCI y la PFB en la predicción de la presencia y el grado de aterosclerosis subclínica. Se reclutaron 3983 participantes de 40 a 54 años de edad para la cohorte del estudio PESA (Progression of Early Subclinical Atherosclerosis). Se evaluó la aterosclerosis subclínica en las arterias carótidas derecha e izquierda, la aorta abdominal, las arterias iliofemorales derecha e izquierda y las arterias coronarias. Se clasificó a los participantes en los grupos de salud cardiovascular mala, intermedia o ideal, en función del número de parámetros de la PSCI o la PFB favorables. Se encontró que ambas puntuaciones predicen la presencia y el grado de aterosclerosis subclínica con una exactitud similar, lo cual resalta la utilidad de la PFB como puntuación más sencilla y accesible para evaluar el riesgo de enfermedad subclínica.

La enfermedad cardiovascular (ECV) continúa siendo la principal causa de mortalidad y morbilidad en todo el mundo (6,7). La American Heart Association en el 2010, propuso un nuevo paradigma en el que se pasó del enfoque clásico centrado en reducir la prevalencia de la ECV a un objetivo nacional de mejorar la salud CV en la población, mediante la determinación de la puntuación de salud cardiovascular ideal (PSCI) (8). La PSCI se centra en diversos factores de estilo de vida (tabaquismo, peso corporal, actividad física y alimentación) y 3 factores de riesgo establecidos (colesterol en sangre, glucemia y presión arterial). La asociación entre la PSCI y la enfermedad subclínica es un campo de interés clave para explorar los mecanismos que subyacen en las asociaciones existentes entre la PSCI y el riesgo CV (9-11). Entre los diversos marcadores de la ECV subclínica se ha identificado que la puntuación de calcificación arterial coronaria (CACS) es uno de los indicadores más sólidos de la enfermedad subclínica y un predictor de futuros eventos de ECV (12). Los valores superiores de la PSCI se asocian a cifras más bajas de CACS (13-16). Se ha investigado la asociación entre la PSCI y otros marcadores de la enfermedad subclínica, como el grosor de íntima-media carotidea, el área de placa carotidea (17,18) y la velocidad de onda del pulso como medida de la rigidez arterial (19,20), pero su valor predictivo es limitado (21,22).

Es preciso reconocer que el beneficio que puede aportar la predicción de la aterosclerosis subclínica no está todavía bien definido y sí se puede obtener un beneficio con estrategias de prevención primaria más intensivas a una edad más temprana (23,24).

Los autores del  estudio concluyen que las puntuaciones PSCI y PFB mostraron un valor predictivo similar para la detección de la enfermedad subclínica. La PFB es más sencilla y no requiere resultados analíticos; así pues, puede considerarse la primera opción en contextos en los que el acceso a análisis de laboratorio es limitado.

Se debe establecer el mejor manejo y tratamiento, en forma integral, teniendo en cuenta poblaciones especiales, condiciones de riesgo, daño en órgano blanco, cuadros especiales y enfermedades concomitantes, para lograr tres enfoques fundamentales: prevenir eventos cardiovasculares, brindar protección de órganos blanco y mejorar la calidad de vida, mediante la detección temprana de la aterotrombosis subclínica (25). En América Latina, la prevención cardiovascular no es una opción; es una obligación.

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