La presente editorial resume los puntos claves de la revisión realizada por la Dra. Costa de Almeida y cols. en la revista Int J Cardiovasc Sci. 2023; 36:e20230101. El Síndrome metabólico (SM) continúa aumentando en todo el mundo en proporciones epidémicas y afectando frecuentemente a las mujeres. En Latinoamérica, la prevalencia en adultos fue del
La presente editorial resume los puntos claves de la revisión realizada por la Dra. Costa de Almeida y cols. en la revista Int J Cardiovasc Sci. 2023; 36:e20230101.
El Síndrome metabólico (SM) continúa aumentando en todo el mundo en proporciones epidémicas y afectando frecuentemente a las mujeres. En Latinoamérica, la prevalencia en adultos fue del 24,9%, con un predominio más significativo de mujeres mayores de 50 años; y en Brasil fue más frecuente en mujeres (41,8%), individuos con baja escolaridad (47,5%) y adultos mayores (66,1%)1,2,3.
Varios metanálisis han evaluado el riesgo incremental del SM sobre la mortalidad por cualquier causa, la ECV y la Diabetes tipo 2 y se ha estimado que la fracción de riesgo atribuible a la población fue del 6%-7% para mortalidad por todas las causas y del 12% -17% para ECV1, 4,5.
Costa de Almeida y cols. realizan una completa y actualizada revisión del síndrome metabólico y plantean que, en la mujer, los cambios por la declinación de estrógenos post menopausia, como la distribución del tejido adiposo, el perfil lipídico, la resistencia a la insulina (IR) y la remodelación vascular, posicionan a las mujeres en un estado de vulnerabilidad, que sumados a los factores socioeconómicos y hábitos no saludables en el estilo de vida son desencadenantes esenciales del SM. Por ello, es primordial el reconocimiento de los factores de riesgo específicos de género y edad, a fin de realizar intervenciones precisas en la prevención de las mujeres1.
Aún no se conocen con exactitud los mecanismos subyacentes del SM, no está claro si los elementos individuales representan patologías distintas o si son manifestaciones de un complejo mecanismo patogénico común1.
Si bien sabemos que el tejido adiposo, juega un papel crucial como desencadenante de la mayoría de las vías involucradas en el SM, liberando los tres “Factores claves” responsables del aumento del riesgo de ECV (la IR, la inflamación crónica y la activación neurohormonal); es necesario comprender de manera holística las interacciones genéticas, epigenéticas, ambientales y metabólicas en este síndrome1, 6.
No existe un fármaco único para tratar el SM. El enfoque debe ser individualizado, con el manejo de cada alteración metabólica y su comorbilidad asociada1.
Las autoras plantean que la modificación del estilo de vida es la principal y más efectiva estrategia para controlar cada componente del SM y disminuir el riesgo de ECV. Las recomendaciones incluyen: reducción de peso en pacientes con sobrepeso y obesidad, adherencia a un patrón de alimentación saludable, actividad física, cesación tabáquica, higiene del sueño y manejo del estrés1, 7, 8,9.
Sumado a ello, cada vez hay más evidencia que conecta el ritmo circadiano con alteraciones de los principales componentes del SM1, 10 y una investigación reciente está evaluando el papel de los nutracéuticos en el tratamiento de este síndrome. Diversos extractos de plantas, especias, hierbas y aceites esenciales tienen beneficios sobre la rigidez arterial y puede controlar el peso en individuos con SM11.
Otro concepto nuevo que plantean, es que la diversidad de la microbiota tiene una función importante en la salud desde el nacimiento y los primeros años de vida. Así, esto abre otra oportunidad de prevención, como una dieta saludable en infancia y juventud, incluida la lactancia materna1, 12.
Finalmente, no podemos dejar de mencionar las diferencias de género y edad en el comportamiento del riesgo cardiovascular asociado al SM. En los hombres, la ECV fue mayor independientemente de la edad, mientras que, en mujeres, el riesgo total de ECV disminuyó significativamente con los años y el riesgo de ACV tendió a aumentar con la edad1, 13,14.
Por todo ello, es mi intención sumarme a los autores de este articulo y subrayar LA NECESIDAD DE REPLANTEARSE EL SINDROME METABOLICO EN LA MUJER, promoviendo el conocimiento de las diferencias de género y edad en esta patología, profundizando la investigación de los mecanismos fisiopatogénicos y las interacciones genéticas y epigenéticas sumadas a los factores ambientales y de estilo de vida; así como de los nuevos conceptos que pueden sumarse al tratamiento tradicional.
Es fundamental, el análisis individualizado de nuestros pacientes, ya que, UNA TALLA NO VALE PARA TODOS e indispensable, realizar intervenciones preventivas desde la fase intrauterina, ya que, EL ESTILO DE VIDA SALUDABLE, SÌ VALE PARA TODOS.
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Referencias bibliográficas