REDUCE AMI: Betabloqueantes en pacientes con infarto de miocardio y fracción de eyección mayor al 50 %

REDUCE AMI: Betabloqueantes en pacientes con infarto de miocardio y fracción de eyección mayor al 50 %

La utilización de betabloqueantes en pacientes post infarto de miocardio es una medida que la cardiología incorporó hace muchos años basado en sus propiedades antiisquémicas y que se reforzó posteriormente con la evidencia en ensayos clínicos con pacientes con disfunción ventricular como el Capricorn. Sin embargo, este beneficio podría no ser necesario en la época

La utilización de betabloqueantes en pacientes post infarto de miocardio es una medida que la cardiología incorporó hace muchos años basado en sus propiedades antiisquémicas y que se reforzó posteriormente con la evidencia en ensayos clínicos con pacientes con disfunción ventricular como el Capricorn. Sin embargo, este beneficio podría no ser necesario en la época actual donde los pacientes tienen revascularización completa en su mayoría y la evidencia es aún menor en pacientes con función sistólica preservada. Es por ello que resulta necesario contestar la pregunta de si en la época actual, pacientes con fracción de eyección preservada post infarto se benefician de utilizar betabloqueantes.

En las sesiones científicas del ACC24 se presentó el estudio REDUCE AMI. Este ensayo fue de grupos paralelos y abierto realizado en 45 centros en Suecia, Estonia y Nueva Zelanda, incluyó pacientes con infarto de miocardio con lesiones angiográficamente significativas y fracción de eyección superior al 50% para recibir tratamiento a largo plazo con un beta-bloqueante (metoprolol o bisoprolol) o ningún tratamiento con beta-bloqueantes. El punto final primario fue una combinación de muerte por cualquier causa o nuevo infarto de miocardio.

Se incluyeron un total de 5020 pacientes con un seguimiento medio fue de 3.5 años (rango intercuartílico, 2.2 a 4.7). Un evento del punto final primario ocurrió en 199 de 2508 pacientes (7.9%) en el grupo de beta-bloqueantes y en 208 de 2512 pacientes (8.3%) en el grupo sin beta-bloqueantes (HR 0.96; IC 95%, 0.79 a 1.16; P=0.64). El tratamiento con beta-bloqueantes no pareció llevar a una menor incidencia acumulativa de los puntos finales secundarios (muerte por cualquier causa, 3.9% en el grupo de beta-bloqueantes y 4.1% en el grupo sin beta-bloqueantes; muerte por causas cardiovasculares, 1.5% y 1.3%, respectivamente; infarto de miocardio, 4.5% y 4.7%; hospitalización por fibrilación auricular, 1.1% y 1.4%; y hospitalización por insuficiencia cardíaca, 0.8% y 0.9%). En cuanto a los puntos finales de seguridad, la hospitalización por bradicardia, bloqueo auriculoventricular de segundo o tercer grado, hipotensión, síncope o implantación de un marcapasos ocurrieron en el 3.4% de los pacientes en el grupo de beta-bloqueantes y en el 3.2% de los pacientes en el grupo sin beta-bloqueantes; la hospitalización por asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica fue del 0.6% en ambos grupos; y la hospitalización por accidente cerebrovascular fue del 1.4% y 1.8%, respectivamente.

El trabajo muestra la ausencia de beneficio en el uso sistemático de betabloqueantes en pacientes con infarto y fracción de eyección mayor al 50 %. El resultado suena razonable entendiendo que el perfil de pacientes incluido presenta bajo riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca y con revascularización completa. Sin embargo, los resultados no deben aplicar a pacientes con revascularización incompleta, isquemia residual, angina refractaria o fracción de eyección menor al 50 %, en donde este tipo de fármacos todavía impresionan tener beneficios.

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