Desinformación Médica ¿Revisamos el mensaje?

Desinformación Médica  ¿Revisamos el mensaje?

NOTA: esta editorial es una opinión del autor y no necesariamente representa el pensamiento de la Sociedad Interamericana de Cardiología Recientemente los editores en jefe de los Revistas más importantes del mundo de la cardiología publicaron una gran editorial sobre un tema que hoy en día nos toca muy de cerca, tanto a cardiólogos, como

NOTA: esta editorial es una opinión del autor y no necesariamente representa el pensamiento de la Sociedad Interamericana de Cardiología

Recientemente los editores en jefe de los Revistas más importantes del mundo de la cardiología publicaron una gran editorial sobre un tema que hoy en día nos toca muy de cerca, tanto a cardiólogos, como a científicos, biólogos, etc 1. La información falsa en torno a la información científica, los famosos “fake news” de los que tanto se habla.

Utilizan como ejemplos dos tratamientos de incuestionable evidencia en torno a su beneficio en prevención, las estatinas y las vacunas.

Las telecomunicaciones, las redes sociales y los medios de comunicación nos permiten hoy en día tener acceso a la información de manera rápida y sencilla, solamente con abrir nuestro Smartphone. Todo tipo de información, de cualquier lugar del mundo está a nuestro alcance. Y así como una persona puede obtener información muy útil, sobre política, religión o medicina, lamentablemente también hay contenido nocivo y falso.

Leyendo detenidamente la editorial, me preguntaba, ¿por qué aparece información médica en los medios que no posee sustento científico (falsa)? Creo que hay varios actores en este interrogante:

 

 –  Las noticias negativas generan rating, provocan controversia y discusiones que muchas veces consiguen viralizarse. Es por ello que vemos actores, políticos, o “influencers” sociales hablando sobre un tema de salud, cuestionando su veracidad sin tener conocimiento, sin haber leído ninguna publicación de revistas médicas; pero basta que alguien diga lo que el público quiere escuchar para asimilarlo como verdad.

 

 – La información negativa se esparce con mayor velocidad que las verdaderas 2. En general, a las personas parece atraerles más las noticias negativas; por ejemplo, se recuerda mucho más el efecto adverso que presentó una persona (vecino, familiar, conocido) vacunada que las miles de infecciones prevenidas por la misma.

 

 – Los naturalistas, hay una corriente de personas que consideran el avance en la medicina algo negativo, intentando escapar a los tratamientos médicos, es por ello que rehúsan utilizar pastillas, vacunas, realizar controles médicos o alumbramientos dentro de una institución hospitalaria. Estos grupos difunden información “falsa” en redes sociales, foros y blogs con el convencimiento de sus creencias, que muchas veces aunque las personas descrean, ayudan a viralizar.

 

 – La prevención primaria es difícil de entender. Creo que la mayoría de las noticias falsas suelen estar en torno de la prevención primaria. El razonamiento de cualquier persona no médica es, ¿por qué debo tomar medicación antes de estar enfermo? ¿El médico quiere enriquecerse conmigo? Nadie se niega a realizarse una angioplastia en contexto de un infarto de miocardio, tomar antibióticos si tiene neumonía, o a operarse si está con apendicitis. A las personas que se sienten sanas les cuesta entender que deben recibir medicación por una enfermedad que tal vez la padezca, aunque tome todas las pastillas que le recetemos.

 

 – Sesgo de publicación en revistas de alto impacto 3. En tratamientos determinados no logramos encontrar información científica negativa en revistas de alto impacto, y eso genera controversia en la sociedad cardiológica sobre lo que “nos quieren hacer ver”. Esto lleva a dudas en el beneficio sobre diversos fármacos o intervenciones.

 

 – Conflicto de interés. Es de público conocimiento sobre las relaciones entre la industria y muchos líderes de opinión médicos, que podría modificar el mensaje transmitido a la sociedad médica. Esto también es conocido por periodistas, otros médicos y pacientes, llevando a debilitar la creencia sobre algún tratamiento en particular.

 

 – Redes sociales y blogs. Uno de los principales medios de difusión en la actualidad, las redes sociales, son lugares de viralización de noticias tendenciosas, sin importar si su contenido es verídico o no. No importa lo que se publica, importa que se viralice.

 

Ahora bien, si bien hay muchas razones por las cuales hay información falsa que les llega a nuestros pacientes, ¿Quiénes son los responsables y de que manera podemos evitarlas? Como repasamos previamente, la responsabilidad es multifactorial, es de todos, medios de comunicación, influencers, famosos, periodistas, médicos, científicos, journals, pacientes, políticos, entre otros. Todos influimos en mayor o menor medida en la existencia de las noticias falsas.

Cada parte debe trabajar en su área para evitar la difusión de información sin un sustento científico sólido.

Los medios de comunicación deben tener especialistas calificados en la materia para dar opinión sobre ciertos temas de salud, no dar lugar a personas sin un conocimiento sólido por el sólo hecho de generar rating o tendencia en los medios, eso les llega a nuestros pacientes como algo verídico.

La opinión de un político, actor o influencer no médico, no debe ser una opción y dichas personas deberían negarse a participar de ciertas discusiones que sólo confundirán a la sociedad.

Cada médico debe explicar a sus pacientes de manera clara y precisa cada tratamiento, la relación daño/beneficio, y desalentar el uso de internet como “médico alternativo”.

Las revistas médicas deben revisar la calidad y veracidad de cada publicación, saber que los resultados negativos también son importantes de conocer, sobre todo en nuevos tratamientos.

Como editor de un sitio web y red social nuestro objetivo debe ser, evitar transmitir información científica errónea, tanto en nuestra página oficial como así también en redes sociales. En el sitio web cada posteo debe ser cuidadosamente leído y revisado por nuestro comité editorial; mientras que en redes sociales no compartir información sin un sustento bibliográfico sólido.

Concluyendo, las noticias falsas son lamentablemente una realidad con la que debemos convivir día a día. La propuesta de las revistas médicas en llamar a la discusión de este tema me pareció una gran idea y nos debe hacer trabajar a cada uno desde su lugar para luchar contra la desinformación.

 

Gonzalo Perez

Editor en Jefe sitio web y redes sociales SIAC

Referencias:

  1. Joseph A. Hill, et al. Medical Misinformation, Circulation. 2019;139:571–572. DOI: 10.1161/CIRCULATIONAHA.118.039193
  1. Vosoughi S, Roy D, Aral S. The spread of true and false news online. Science. 2018;359:1146–1151
  2. John G.F. Cleland. Is aspirin useful in primary prevention? European Heart Journal (2013) 34, 3412–3418

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