Más allá de si las personas hacen o no actividad física, pasar un tiempo prolongado frente a la televisión puede aumentar el riesgo de Tromboembolismo Venoso (TEV), el tercer síndrome cardiovascular agudo más frecuente en la práctica clínica a nivel mundial. Se sabe que existe una relación inversa entre la realización de actividad física y
Más allá de si las personas hacen o no actividad física, pasar un tiempo prolongado frente a la televisión puede aumentar el riesgo de Tromboembolismo Venoso (TEV), el tercer síndrome cardiovascular agudo más frecuente en la práctica clínica a nivel mundial.
Se sabe que existe una relación inversa entre la realización de actividad física y la mortalidad global, así como con la morbimortalidad cardiovascular y la incidencia de diabetes mellitus tipo 2 1. Por lo tanto, la práctica regular de actividad física ha sido recomendada en las guías de prevención primaria y secundaria de enfermedades cardiovasculares e incluye actividades aeróbicas y ejercicios de resistencia 1-4.
Por otro lado, el tiempo diario dedicado a actividades sedentarias independientemente de la actividad física en otros momentos del día se asocia a un mayor riesgo de enfermedades crónicas y a una mayor mortalidad cardiovascular y por todas las causas 1, 5-7. Esta es una razón más para fomentar el aumento diario de horas dedicadas a la actividad física y la reducción del tiempo dedicado a actividades sedentarias 1, 2, 8.
El comportamiento sedentario se compone de varios dominios. Por ejemplo, las horas viendo televisión, trabajando o jugando en la computadora; el tiempo dedicado al tránsito o que se está sentado en el trabajo o hablando conotras personas. Este tiempo se ha cuantificado utilizando medidas subjetivas (ej. autoinformes) y medidas objetivas (ej. acelerómetros). Existe evidencia que los adultos pasan en promedio 2 horas al día frente al televisor llegando a 8 o más horas al día 9.
Algunos estudios muestran que la inmovilización prolongada frente al televisor se asocia con un mayor riesgo de Tromboembolismo Venoso (TEV) 10,11, que incluye Trombosis Venosa Profunda (TVP) y Embolismo Pulmonar (EP) 12, mientras que en otros no se evidenció tal asociación 13.
Kunutsor, Dey y Laukkanen realizaron una revisión sistemática y un metanálisis de estudios de cohortes observacionales prospectivos sobre el tema 14, publicados entre 2016 y 2021, en los que se compararon personas que declararon ver la TV diariamente de forma prolongada -más de 5 horas- con los que no veían la TV o lo hacían solo ocasionalmente.
Así identificaron 3 artículos -sobre 28 evaluados- que cumplieron con los criterios de inclusión, que involucraron a 131.214 participantes, con una edad media de 54 a 65 años y que fueron seguidos durante un promedio de 5,1 a 19,8 años. El análisis de los estudios mostró que ver la TV diariamente de forma prolongada se asocia con un mayor riesgo de TEV (RR 1,35; 1,07-1,70; IC 95 %), independientemente de la edad, el sexo, el índice de masa corporal (IMC) y la AF 14.
El resultado del estudio de Kunutsor, Dey y Laukkanen es importante, considerando que el Tromboembolismo Venoso es el tercer síndrome cardiovascular agudo más frecuente en la práctica clínica a nivel mundial, después del Infarto Agudo de Miocardio (IAM) y el Accidente Cerebrovascular (ACV) 15,16.
Los estudios epidemiológicos muestran una incidencia anual de Embolismo Pulmonar que varía de 39 a 115 por 100 000 personas y una incidencia anual de Trombosis Venosa Profunda que varía de 53 a 162 por 100 000 personas, con una mayor incidencia en los países de ingresos más altos en comparación con los países de ingresos más bajos 12, sin explicaciones para esta diferencia.
Es importante mencionar que algunos estudios han demostrado que la incidencia de Tromboembolismo Venoso es ocho veces mayor en individuos mayores de 80 años (que tienden a ser aún más sedentarios) en comparación con aquellos en la quinta década de la vida 15,16.
Aproximadamente un tercio de todos los pacientes con un nuevo diagnóstico de Tromboembolismo Venoso presentan Embolismo Pulmonar, con o sin Trombosis Venosa Profunda, mientras que se estima que, hasta una cuarta parte de todos los pacientes con Embolismo Pulmonar presentan muerte súbita 15-17.
Para los pacientes con Tromboembolismo Venoso, los riesgos de recurrencia después de completar un ciclo de terapia anticoagulante se estimaron en un 10 % a los 2 años y un 30 % a los 10 años. Las complicaciones a largo plazo incluyen el síndrome postrombótico (SPT), que se desarrolla en el 20 % al 50 % de los pacientes después de la Trombosis Venosa Profunda y es grave hasta en el 5 % de los casos, e hipertensión pulmonar asociada con tromboembolismo crónico, que se puede desarrollar en hasta 5% de los pacientes con Embolismo Pulmonar 15,16.
La identificación de factores de riesgo modificables a nivel poblacional puede proporcionar una medida para reducir la carga de morbilidad y mortalidad por Tromboembolismo Venos mencionada 16.
La inmovilidad en una posición sentada (ej. viajes en coche o en avión) ha sido identificada como un factor de riesgo de Tromboembolismo Venoso de baja intensidad frente a otros de mayor impacto como la de mirar por tiempo TV, sufrir fracturas de miembros inferiores, cirugía de reemplazo de cadera o rodilla o una hospitalización prolongada entre otros 16.
Por ello, nuevos trabajos que reafirmen que hay una asociación entre las horas prolongadas de actividad sedentaria (laboral y de ocio) y el aumento del riesgo de TEV contribuirá a la modificación de este hábito, con una esperada reducción del riesgo de Tromboembolismo Venoso14.
Además, algunos estudios han demostrado una asociación entre la actividad física regular y la reducción del riesgo de Tromboembolismo Venoso 18-20, particularmente en mujeres 19.
Al finalizar el estudio, Kunutsor, Dey y Laukkanen llamaron la atención sobre dos hábitos a incorporar para cuidar nuestra salud:
(1º) la importancia de interrumpir frecuentemente las horas frente al televisor para realizar actividades que eleven el nivel de energía en comparación con el descanso.
(2º) la necesidad de seguir las pautas actuales de consecución del nivel diario recomendado de actividad física, ya que ambas acciones tienen un impacto positivo en la prevención del Tromboembolismo Venoso 14.
De esa forma, a los efectos positivos de la práctica diaria recomendada de actividad física para la prevención primaria y secundaria de la enfermedad arterosclerótica se suman los efectos positivos de esta práctica y de la reducción de actividades sedentarias en la prevención del Tromboembolismo Venoso y de sus complicaciones.
REFERENCIAS
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