El embarazo es un estadio fisiológico con implicaciones y retos médicos, psicológicos y socioculturales, que buscan que éste se presente de forma normal y con ello lograr un resultado materno-fetal satisfactorio, dadas las consecuencias familiares y sociales que implica una muerte materna1. Sin embargo, pese a que es fisiológico y necesario para nuestra subsistencia como
El embarazo es un estadio fisiológico con implicaciones y retos médicos, psicológicos y socioculturales, que buscan que éste se presente de forma normal y con ello lograr un resultado materno-fetal satisfactorio, dadas las consecuencias familiares y sociales que implica una muerte materna1. Sin embargo, pese a que es fisiológico y necesario para nuestra subsistencia como especie, el embarazo es un momento desafiante para la salud de la mujer, dado el riesgo de sufrir patologías específicas de la gestación o de empeorar patologías preexistentes2, 3.
Es bien sabido que la salud de la gestante es uno de los objetivos del desarrollo sostenible4, es decir, que se busca un descenso de los indicadores de mortalidad materna en el mundo, ya que la mayor mortalidad materna se encuentra en países con limitaciones en el desarrollo. Esto ha llevado a que la salud de la gestante sea una prioridad, lo que ha originado en nuestros países de América, el desarrollo de políticas públicas que busquen disminuir la mortalidad materna de todas las causas5. Esto ha originado que las causas obstétricas de enfermedad y mortalidad materna, como las infecciones o los sangrados obstétricos estén dejando de ser las principales causas de morbimortalidad materna, de modo que las llamadas causas indirectas, se estén posicionando como las principales causas de morbimortalidad y, por tanto, de interferir con un embarazo saludable6, 7.
La enfermedad cardiovascular, como principal causa de morbimortalidad en el mundo en la población adulta, hace que una población específica como las gestantes, no escapen de esta epidemiología global, debido a que se comparten factores de riesgo comunes a las de la población general, tales como la hipertensión arterial, diabetes mellitus , dislipidemia, obesidad, que dicho sea de paso, el embarazo en si mismo puede ser desencadenante de estas patologías, por lo tanto, es de esperar, que la enfermedad cardiaca se convierta en un factor trascendental en la salud de la mujer embarazada8. Esto ha llevado a que el número de mujeres embarazadas en riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares se esté incrementando, a tal punto, que en la actualidad se ha convertido en la principal causa de muerte materna en países desarrollados6,7, dependiendo a su vez del tipo de patología y riesgo de éstas en el embarazo9,10, lo que hace necesario un conocimiento más amplio de la prevención y manejo de la patología cardíaca en el embarazo.
Este viraje epidemiológico de muerte materna por patologías obstétricas hacia patologías cardiovasculares, hace necesario un enfoque de educación hacia la salud cardiovascular de la mujer, lo cual será de utilidad no sólo para la gestante, sino para las mujeres en general, lo cual es prioridad abordarlo, dada evidencia como las encuestas de reconocimiento de enfermedad cardiovascular en la mujer en Argentina y Colombia11,12, que han mostrado como nuestras mujeres desconocen que la enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en la mujer, considerando al cáncer (especialmente el de mama) como el problema de salud más importante, por lo que es prioritario mejorar la educación y conocimientos en salud de las mujeres de nuestra región.
Volviendo al embarazo específicamente, no hay duda que si queremos que un embarazo sea saludable, se requiere que la gestante tenga una buena salud cardiovascular, no solo para sus tres trimestres de gestación, sino además, para lo que se empieza a conocer como el cuarto trimestre y la salud cardiovascular a largo plazo, ya que es claro, que las patologías cardiovasculares no afectan sólo la salud de la mujer durante el embarazo, sino que son un factor de riesgo importante y exclusivo de la mujer a futuro13. Es decir, la enfermedad cardiovascular aumenta el riesgo de complicaciones en el embarazo, pero un embarazo con factores de riesgo cardiovascular, o enfermedad cardiovascular establecida, impacta la salud de la mujer, no sólo en el embarazo, sino, además, durante el resto de la vida8,13.
Se hace por tanto, muy necesario que se tenga un enfoque preventivo, con educación al personal médico y a las pacientes, en entender las diferencias de género, comprender que hay condiciones como el aumento de la edad de las mujeres al momento de embarazarse y el mayor número de factores de riesgo cardiovascular, que están llevando a estos cambios epidemiológicos8,14. Impactar en una decisión personal de la mujer de cuando embarazarse tiene claras limitaciones, pues hace parte de su autonomía, pero sin lugar a dudas, si podemos impactar en los factores de riesgo cardiovascular, a través de una educación desde la infancia en estilos de vida saludable como ya se ha demostrado en nuestro medio15, lo cual puede disminuir la aparición de enfermedades crónicas como la hipertensión arterial, diabetes mellitus, obesidad, dislipidemia, entre otras. Así mismo, la identificación temprana y oportuna de estas patologías pueden ayudar a tenerlas adecuadamente controladas y con ello lograr mejores resultados en el embarazo; sin embargo, debemos enfatizar, que, para tener un embarazo saludable, es prioritario profundizar en las medidas de prevención, pues siempre será mejor evitar la aparición de la enfermedad, que el mejor tratamiento de la misma16.
Debemos pues insistir en que un embarazo saludable requiere sin duda un estilo de vida sano por parte de la mujer, con actividad física regular (al menos 150 minutos por semana), mantener un peso adecuado, evitar el tabaquismo, mantener una dieta saludable, adecuado tiempo de descanso, rodearse de un entorno protector y, específicamente en la mujer que desea un embarazo, tener siempre una evaluación preconcepcional, independiente de que tenga un excelente estado de salud, y más aún cuando se tiene algún tipo de enfermedad o presencia de factores de riesgo, pues esta evaluación permitirá al grupo médico tratante definir estrategias que permitan llevar el embarazo a feliz término8,16.
Esperemos lograr un crecimiento de la consciencia colectiva de la importancia de la salud cardiovascular en la mujer y que no se nos olvide que, sin duda, la salud cardiovascular es fundamental para que se logre un embarazo saludable con resultados materno-fetales satisfactorios.
Bibliografía
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Wagner Clerk
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