Efectos beneficiosos del ayuno intermitente en la salud

Efectos beneficiosos del ayuno intermitente en la salud

Existe evidencia de la realización de ayuno por razones espirituales o religiosas que datan de la prehistoria. Por otra parte, el hombre primitivo realizaba ayunos intermitentes obligados ya que se alimentaban cuando podía de los productos obtenidos de la recolección y de la caza. Sin embargo, cuando analizamos el patrón alimentario de la sociedad moderna

Existe evidencia de la realización de ayuno por razones espirituales o religiosas que datan de la prehistoria. Por otra parte, el hombre primitivo realizaba ayunos intermitentes obligados ya que se alimentaban cuando podía de los productos obtenidos de la recolección y de la caza. Sin embargo, cuando analizamos el patrón alimentario de la sociedad moderna nos encontramos con un modelo que incluye la ingesta de 4 a 6 comidas diarias, por lo que no debería sorprendernos que haya tanta discrepancia entre aquellos que promueven y aquellos que detractan el ayuno intermitente como patrón alimentario.

Cuando hablamos de las consecuencias que tiene la alimentación sobre la salud no nos referimos solamente al efecto que tiene cada patrón alimentario en la pérdida o ganancia ponderal sino también a la posibilidad de prevenir o desencadenar eventos clínicos (cardiovasculares, metabólicos, inmunológicos, etc).

Recientemente se publicó en The New England Journal of Medicine una completa e interesante revisión que resume los distintos mecanismos y la evidencia científica sobre los efectos que tiene el ayuno intermitente en la salud, el envejecimiento y la enfermedad. Si bien no es un tema nuevo, el hecho de ocupar un lugar importante en una revista de alto impacto como la mencionada puso en primer plano tanto a nivel científico como en la comunidad la discusión entre los beneficios de los distintos patrones alimentarios.

A continuación, destacaré los puntos que considero más relevantes de la misma.

En primer lugar, cuando hablamos de ayuno intermitente tenemos que saber que el mismo se refiere a alternar un periodo de restricción calórica (ayuno) con un periodo de ingesta de forma estructurada. Los tres regímenes más estudiados en personas son:  ayuno en días alternos, 5:2 (2 días de ayuno por semana) y el último consiste en ingerir alimentos durante un periodo corto del día manteniendo el ayuno durante el resto del día (14-16 horas).

Para comprender el efecto del ayuno intermitente es importante recordar que la principal fuente energética a nivel celular son la glucosa y los ácidos grasos libres. Durante los periodos de ayuno, una vez deplecionada la reserva de glucógeno, la energía es obtenida de los ácidos grasos libres, (provenientes de la hidrólisis de los depósitos de triglicéridos en el tejido adiposo) a través de su conversión a nivel hepático a cuerpos cetónicos que presentan, comparado con la glucosa, una mayor eficiencia energética a nivel mitocondrial, proceso conocido como “flexibilidad metabólica”. Mas allá de su función como fuente energética durante los períodos de ayuno, los cuerpos cetónicos regulan la expresión y la actividad de distintas proteínas y moléculas que influyen en la salud y en el envejecimiento, y por ejemplo, estimula la expresión del gen del factor neurotrófico derivado del cerebro que esta implicado en el desarrollo de trastornos psiquiátricos y neurodegenerativos.

Los autores hacen mención a que la mayoría y tal vez todos los órganos pueden adaptarse y tolerar, periodos intermitentes de ayuno, los cuales cuando se producen en forma repetida generan respuestas adaptativas que terminan expresando efectos antioxidantes, reparación de ADN, biogénesis mitocondrial, autofagia presentando efectos anti inflamatorios. Las células que son expuestas a regímenes mantenidos de ayuno intermitente son más resistentes a una amplio rango de estímulos potencialmente nocivos.

Luego de explicar los efectos energéticos, antiinflamatorios y antioxidantes del ayuno intermitente se comentan en la revisión los efectos sobre la esperanza de vida y el envejecimiento. Los primeros estudios respecto a este punto fueron desarrollados en animales, evidenciándose en ratas alimentadas día por medio un aumento de hasta un 80% en la expectativa de vida con respecto a aquellas alimentadas diariamente. Recientemente se presentó un metaanálisis que incluyó estudios desde el año 1934 hasta el 2012 que evidenció un aumento de la expectativa de vida de entre un 14 a 45% en ratas y un 4 a 27% en ratones. También se realizaron estudios en primates y en este caso los resultados de los dos estudios más importantes mostraron diferencias. En uno de los estudios se evidenciaron resultados positivos entre la restricción calórica, la salud y sobrevida, mientras que en el otro estudio no, pese a una mejoría en el estado de salud, no se observó una reducción significativa de mortalidad. Esta diferencia podría explicarse por la variabilidad de repuesta que existe ante diferencias entre el consumo calórico diario, el momento de inicio de la intervención, la composición de la dieta, los protocolos de alimentación, el sexo y el contexto genético de los animales. Diferencias, todas, presentes entre ambos estudios.

En lo que respecta a los estudios realizados en humanos, el ayuno intermitente demostró efectos positivos en términos de reducción de peso, insulino resistencia, mejoría de perfil lipídico, cifras de presión arterial e inflamación.  La explicación sobre el mecanismo por el cual se producen estos efectos excedería la reducción calórica como único mecanismo. En un estudio llevado a cabo en voluntarios sanos que se sometieron durante 22 días a un régimen de ayuno intermitente en días alternos se evidenció una pérdida de 2,5% de su peso inicial, 4% de su tejido graso y un 57% de reducción de los niveles de insulina. Por otro lado, un estudio realizado en mujeres con sobrepeso que comparó un régimen de 5:2 (dos días de ayuno por semana) contra un régimen de reducción calórica diaria del 25%, evidenció que, pese a una reducción similar de peso en ambos grupos, aquellas mujeres que realizaron la dieta de ayuno intermitente mejoraron la sensibilidad a la insulina y presentaron una mayor reducción del perímetro de cintura.

Estos beneficios del ayuno intermitente sobre la salud no son los únicos que desarrollaron los autores durante la revisión. Se describen tanto en animales como en humanos mejoras a nivel físico (resistencia aeróbica) y de ciertas funciones cognitivas como por ejemplo la memoria.

Por último, en el artículo se recopiló la evidencia de este patrón de alimentación en distintos escenarios clínicos. En lo que respecta a la obesidad y diabetes, como se mencionó previamente en modelos animales, el ayuno intermitente se asoció con incremento de la sensibilidad a la insulina, reducción de peso y además se observó mejora de retinopatía diabética. Los habitantes de la isla de Okinawa en Japón mantienen un régimen de alimentación consistente en un patrón de ayuno intermitente y una dieta basada en plantas. Los mismos presentan una baja prevalencia de obesidad y diabetes y una longevidad extrema. En lo que respecta a los estudios clínicos que evalúan este patrón de alimentación, la mayoría demostró por un lado reducción de peso en pacientes con sobrepeso similar a otras dietas y por otro lado reversión de la insulino resistencia en pacientes con prediabetes o diabetes tipo 2. Sin embargo, también se publicó un estudio que siguió durante 12 meses a los pacientes en el que no se evidenció mejoría de la resistencia a la insulina con respecto al grupo control.

En relación al efecto del ayuno intermitente sobre la enfermedad cardiovascular se describen efectos beneficiosos en distintas variables como la presión arterial, colesterol, triglicéridos y frecuencia cardiaca en reposo además del mencionado aumento de la sensibilidad a la insulina en estudios realizados en animales y humanos. Por otro lado, también reduce marcadores de inflamación sistémica y estrés oxidativo que como es sabido se asocian al desarrollo de aterosclerosis.

Además del beneficio cardiometabólico comentado previamente, en modelos animales existe evidencia de reducción en la incidencia de tumores, retardo en la aparición o progresión de enfermedades neurodegenerativas y enfermedades autoinmunes como la esclerosis múltiple.

Cuando analizan las posibles causas por las cuales, pese a los beneficios enunciados durante la revisión, los autores proponen en primer lugar el arraigo en nuestra cultura del patrón alimenticio consistente en 3 o más comidas diarias tanto en pacientes como en los médicos por lo cual es raro que sea contemplada por ambas partes. En segundo lugar, al modificar el patrón de alimentación al ayuno intermitente muchas personas pueden experimentar durante los períodos de ayuno, hambre, irritabilidad y dificultad para concentrarse, que usualmente desaparecen luego de un mes. En tercer lugar, la mayor parte de los médicos no están entrenados para prescribirlo. Respecto a este punto se recomienda indicar a los pacientes que durante un periodo de varios meses vayan achicando la ventana de consumo de alimentos hasta lograr mantener 16 a 18 horas de ayuno. Posteriormente se puede plantear el régimen 5:2 comenzando con una reducción calórica a 900-1000 calorías un día por semana durante un mes luego a dos días por semana el mes siguiente y bajar a 750 calorías el tercer mes y 500 calorías el cuarto mes. Siempre debe asegurarse que se cumplan los requerimientos nutricionales aportando consejos y apoyo en forma continua.

Durante mucho tiempo, y es al día hoy que existe mucha controversia con respecto a que tipo de alimentación es la que presenta mayor beneficio en términos de reducción de eventos cardiovasculares y otras comorbilidades. Gran parte de esta controversia gira en torno a los componentes de cada dieta, como son el contenido calórico, la proporción de hidratos de carbono, de grasas e incluso la presencia o no de alimentos de origen animal. En lo que no debería existir controversia y los autores de la revisión no quisieron dejarlo pasar, es que la abundancia de comida ultraprocesada y las estrategias de marketing que implementan sus productores son uno de los principales obstáculos a superar.

Desde mi punto de vista uno de los principales fuertes de esta revisión, principalmente por el impacto del Journal en que se publicó, es que plantea algo nuevo para la gran mayoría de los lectores, que no sólo es importante la composición de la dieta sino el patrón de la misma. Quiero resaltar que el patrón de alimentación moderno no surge de ensayos clínicos en el cual resultó ser el más saludable, sino que tiene una connotación cultural. Quien no escucho alguna vez la frase “desayunar como un rey, almorzar como un príncipe y cenar como un mendigo” que hace referencia a tres comidas distribuidas en el día.

En lo que respecta a la evidencia disponible y planteada por los autores de la revisión, se observan estudios que demuestran efectos beneficiosos en distintos parámetros y marcadores relacionados a una menor incidencia y reversión de factores de riesgo, enfermedad cardiovascular y aumento de sobrevida comparados a dietas que no implican ayuno intermitente. Sin embargo, gran parte de estos datos corresponden a estudios realizados en animales y aquellos que evaluaron este patrón en personas incluyeron, por un lado, mayoría de pacientes con sobrepeso, y por otro lado tuvieron un período breve de seguimiento, por lo que ver si estos beneficios observados en animales se reproducen de igual manera en humanos, si son extensibles a toda tipo de personas, y por último, si estos beneficios  son sostenidos en el tiempo, son interrogantes que no tienen respuesta a la fecha. La pandemia de la obesidad en la actualidad, y la proyección de que continúe aumentado durante las próximas décadas a nivel mundial lleva a replantearnos que el patrón de alimentación moderno no está siendo tan efectivo para controlar este flagelo, y posiblemente tenga mucho que ver con lo que está ocurriendo. Es por esto que es importante que se continúen realizando distintos estudios para disponer de más y mejor información para enfrentar el gran problema sanitario, que es la obesidad, y que a través de varios mecanismos impacta negativamente en la salud a través de la aparición de distintos eventos clínicos. En este escenario y pese a ser un patrón de alimentación prehistórico, por lo observado en el articulo de revisión, es que el patrón de ayuno intermitente emerge con una estrategia interesante para mejorar a través de medidas no farmacológicas la salud de la población.

 

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3 Comments

  • marcelo mazuo
    febrero 17, 2020, 4:29 am

    La diabetes es una enfermedad que se produce por elevados índices de azúcar en la sangre para ello existe una forma de controlarla o incluso de revertirla para quien le pueda ayudar investigué https://bit.ly/3bBBZsW muchos han tenido buenos resultados,que tengas un buen día.Saludos.

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  • marcelo mazuo
    febrero 17, 2020, 4:29 am

    La diabetes es una enfermedad que se produce por elevados índices de azúcar en la sangre para ello existe una forma de controlarla o incluso de revertirla para quien le pueda ayudar investigué https://bit.ly/3bBBZsW muchos han tenido buenos resultados,que tengas un buen día.Saludos.

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  • Edgard Manrique
    febrero 19, 2020, 2:48 pm

    No podríamos concluir si nuestro actual patrón alimentario (desayuno, almuerzo y cena) es lo que acelera la obesidad. Quizá la masividad de nuevos productos ultraprocesados, entre otros factores es lo que más incide en el círculo obesidad-HTA- diabetes.
    El ayuno puede contribuir a mejorar el estilo de vida de muchas personas pero no se debe dejar de lado la prescripción del ejercicio físico para tonificar musculatura, distribuir mejor las grasas y liberar hormonas y muchas sustancias neurotroficas entre otras.

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