Recomendación a incluirse en los 150 minutos de ejercicio a la semana. En la práctica clínica diaria del cardiólogo, del internista o del médico de atención primaria al paciente se le recomienda la realización de actividad física de forma regular. Usualmente se recomiendan 150 minutos semanales y se incluyen frases como: “puede salir a caminar,
Recomendación a incluirse en los 150 minutos de ejercicio a la semana.
En la práctica clínica diaria del cardiólogo, del internista o del médico de atención primaria al paciente se le recomienda la realización de actividad física de forma regular. Usualmente se recomiendan 150 minutos semanales y se incluyen frases como: “puede salir a caminar, intente trotar, haga bicicleta”. Lo anterior generalmente se basa en las recomendaciones de la guías internacionales de prevención cardiovascular y de mantenimiento hábitos de vida saludables (1-3). A pesar de que la actividad física comúnmente se asocia con el ejercicio aeróbico, debido a la robusta evidencia de sus efectos beneficiosos en mortalidad, eventos cardiovasculares y mejoría de parámetros metabólicos, se ha demostrado que la realización de ejercicio anaeróbico y especialmente de fuerza/resistencia muscular también tiene efectos beneficiosos en la salud global y cardiovascular.
El ejercicio de fuerza implica el levantamiento de peso (con máquinas o peso libre), generalmente requiriendo cargas mayores al 65% de una repetición máxima (RM), que se define como la carga más pesada que se puede levantar con el máximo esfuerzo en una sola repetición. Además, el ejercicio de fuerza puede clasificarse en dinámico cuando implica contracciones concéntricas y/o excéntricas con cambios de longitud y de tensión de los músculos; o en estático basado en la contracción muscular sostenida contra una carga o resistencia fija sin cambios en la longitud de los músculos.
En una revisión sistemática y metanálisis recientemente publicado por P. Shailendra et. al en el American Journal of Preventive Medicine (4) se mostró que el ejercicio de fuerza se asocia con un menor riesgo de mortalidad por todas las causas, cardiovascular y por cáncer. De un total de 6,702 referencias encontradas, 10 estudios cumplieron los criterios de inclusión: estudios de cohorte o ensayos clínicos aleatorizados en población adulta sana que reportaran exposición a ejercicio de fuerza y mortalidad. Después de evaluar el riesgo de sesgos con el ‘Tool to Assess Risk of Bias in Cohort Studies’, en el metanálisis de efectos aleatorios se encontró que realizar ejercicio de fuerza en cualquier cantidad se asocia con una disminución del 15% de mortalidad total (RR 0.85 IC95%: 0.77 – 0.94), siendo la realización de 60 minutos por semana el intervalo con mayor beneficio; además, al combinarlo con ejercicio aeróbico hubo una reducción total del 18%. Un efecto similar fue mostrado en mortalidad cardiovascular con una disminución del 19%, sin alcanzarse significancia estadística (RR 0.81 IC95%: 0.66 – 1.00). Sin embargo, al evaluar la combinación de ambos tipos de ejercicio comparado con no realizar ejercicio hubo una reducción del 46% (RR 0.54 IC95%: 0.41 – 0.70), siendo mayor que la reducción del 29% alcanzado por la realización únicamente de ejercicio aeróbico. La principal limitación de este estudio es la forma en la que se cuantifica el ejercicio, ya sea por tiempo o por intensidad. Además, hubo una importante heterogeneidad en los resultados del metaanálisis. A pesar de esto, se proporciona una evidencia que soporta la importancia de que en la recomendación semanal de ejercicio se debe incluir la realización de ejercicio de fuerza junto al ejercicio aeróbico. De hecho, la guía europea de prevención cardiovascular recomienda la realización de una a tres series de 8 a 12 repeticiones a una intensidad del 60 al 80 % de la RM, al menos 2 días a la semana con una variedad de 8 a 10 ejercicios diferentes que involucren cada grupo muscular principal (1).
Referencias
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