La Paradoja de la Distancia Social y las Enfermedades Cardiovasculares en Tiempos del COVID-19

La Paradoja de la Distancia Social y las Enfermedades Cardiovasculares en Tiempos del COVID-19

El brote de Coronavirus (COVID-19) ha cambiado al mundo. La pandemia del coronavirus está creando cambios profundos en los gobiernos, en los sistemas de salud y de educación, en la economía mundial y en las relaciones diplomáticas e interpersonales. El COVID-19 está cambiando nuestras rutinas diarias y nuestros comportamientos. La Organización Mundial de la Salud

El brote de Coronavirus (COVID-19) ha cambiado al mundo. La pandemia del coronavirus está creando cambios profundos en los gobiernos, en los sistemas de salud y de educación, en la economía mundial y en las relaciones diplomáticas e interpersonales. El COVID-19 está cambiando nuestras rutinas diarias y nuestros comportamientos.

La Organización Mundial de la Salud y muchas autoridades nacionales e internacionales de salud pública recomiendan la aplicación de la Distancia Social y el Autoaislamiento para mitigar el impacto de esta infección. Sin embargo, y paradójicamente, la implementación de estas medidas podría tener implicaciones negativas en la salud cardiovascular de la población mundial.

El aislamiento social es una causa muy común de estrés crónico. Se ha demostrado que el aislamiento social crónico aumenta el riesgo de morbilidad y mortalidad similar a otros factores de riesgo conocidos como la hipertensión, el tabaquismo y la obesidad. En algunos estudios, el aislamiento social se asoció con un aumento de la posibilidad de muertes en un 29% y se correlacionó con un mayor riesgo de enfermedad coronaria (29%) y de accidente cerebrovascular (32%). 1,2 El estrés social crónico se asocia con la activación del sistema nervioso simpático, el eje hipotalámico-hipofisario-suprarrenal, lo cual induce a la inflamación y al estrés oxidativo. Estos mecanismos probablemente contribuyen al mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. 3

A pesar de que se desconoce el efecto a largo plazo de COVID-19 en la salud cardiovascular, existe preocupación en la comunidad científica sobre una posible asociación de COVID-19 con eventos coronarios agudos, exacerbaciones de la insuficiencia cardíaca y casos de miocarditis. 4

Los pacientes de edad avanzada y los pacientes con afecciones cardíacas preexistentes se consideran poblaciones con alto riesgo de infección por COVID-19. Las autoridades sanitarias recomiendan que estas poblaciones vulnerables implementen el distanciamiento social y el autoaislamiento. Por lo tanto, es posible que estos cambios de comportamiento en tiempos del COVID-19 puedan tener implicaciones a largo plazo en la salud cardiovascular de la población general.

Es crucial que la implementación de estrategias de mitigación en los grupos vulnerables contemple no sólo la seguridad, sino también el bienestar social de estos grupos. Las autoridades sanitarias deberían considerar la posibilidad de desplegar recursos financieros y humanos para apoyar a los ancianos y otros grupos de alto riesgo durante esta pandemia, a fin de permitir que las personas permanezcan lo más conectadas posible. En ese sentido, la radio, los podcasts y los programas de televisión y muchas fuentes de comunicación virtual pueden reducir significativamente el riesgo y el impacto del aislamiento social. Muchos métodos de monitoreo médico virtual han demostrado ser eficaces para evitar visitas a hospitales y se ha observado una reducción en las hospitalizaciones de causa cardiovasculares. Sin embargo, para muchas personas mayores estas opciones no son accesibles, y deben considerarse intervenciones destinadas a promover una buena salud y centradas en mejorar la salud y el bienestar psicológico.

Promover la integración social en los tiempos del aislamiento social es un reto. Las llamadas telefónicas regulares para discutir temas relacionados con la salud y no relacionados con la salud han demostrado aumentar la socialización, la satisfacción y reducir la soledad. 5 La educación relacionada con los buenos hábitos alimenticios y el ejercicio físico rutinario en el hogar se puede impartir eficazmente a estas poblaciones en riesgo.

El brote actual de coronavirus ofrece la oportunidad de restablecer nuestros objetivos como sociedad y como individuos. No sabemos por cuánto tiempo recomendaremos a nuestros pacientes que se auto aíslen, pero necesitamos estar preparados para afrontar las consecuencias psicológicas y cardiovasculares de nuestras propias recomendaciones.

Como proveedores de atención médica tenemos la obligación de brindar la mejor atención posible a nuestros pacientes. En tiempos del COVID-19, debemos estar preparados para promover la salud en formas no convencionales, más allá de las barreras socioeconómicas y culturales.

Autor: Dr. Diego Delgado en representación del Grupo de Trabajo SIAC para el COVID-19

 

Referencias:

1-Ghandi S, Goodman SG, Greenlaw N. Living alone and cardiovascular disease outcomes. Heart 2019; 105(10: 1087-1095

2-Voltorta N, Kannan M, Gilbody S et al. Loneliness., social isolation and risk of cardiovascular disease in the Engligh longitudinal study of ageing. European Journal of Cardiology 2018:25(3): 1387-1396.

3-Li H. Loneliness, social isolation and cardiovascular health. Antioxidants and redox signaling 2019: 28(9): 837- 847

4-ACC Website.

5-Gronewold J, Kropp R, Lehman N, et al. Association of social relationships with incident cardiovascular events and all cause mortality. Heart. 2020 Mar 12. pii: heartjnl-2019-316250. doi: 10.1136/heartjnl-2019-316250. [Epub ahead of print]

 

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