Alimentación con alto contenido de azúcar y aumento de niveles de cholesterol en infantes

Alimentación con alto contenido de azúcar y aumento de niveles de cholesterol en infantes

Algunas fórmulas infantiles, descremadas parcial o totalmente, contienen menos colesterol que la leche humana; algunas hipótesis plantean en consecuencia que este hecho podría incrementar el metabolismo del colesterol en los niños que reciben estas fórmulas para cubrir sus requerimientos. La alimentación en los primeros mil días de vida siempre ha sido un reto y desde

Algunas fórmulas infantiles, descremadas parcial o totalmente, contienen menos colesterol que la leche humana; algunas hipótesis plantean en consecuencia que este hecho podría incrementar el metabolismo del colesterol en los niños que reciben estas fórmulas para cubrir sus requerimientos.


La alimentación en los primeros mil días de vida siempre ha sido un reto y desde el punto de vista clínico representa un desafío muy importante, ya que es un período de alta vulnerabilidad, es una etapa clave del desarrollo que compromete, define e influye mucho en la futura salud cardiometabólica de los individuos.

En general, se pueden hacer correcciones intrínsecas e importantes, cuya consecuencia es la modificación de la estructura y la formación de la célula pluripotencial, produciendo modificaciones epigenéticas de la composición corporal, logrando que la célula funcione mejor, y generando una disminución del riesgo de desarrollo de las enfermedades crónicas no trasmisibles, mejorando de esta manera la expectativa y la calidad de vida del ser humano.

Una de las estrategias alimentarias que más ha fallado a nivel mundial, es lograr que la madre amamante de manera exclusiva a sus hijos durante los primeros 6 meses de vida. La mayoría de las mujeres en el mundo administran alimentos de manera precoz, o la duración de la lactancia materna no se mantiene, ni siquiera durante el primer semestre. Las cifras más optimistas revelan un porcentaje menor al 50% de lactancia materna exclusiva en los niños de 6 meses. Posteriormente decrece de manera importante el aporte de lactancia materna en la población menor de 1 año, por lo cual se han diseñado fórmulas lácteas para cubrir los requerimientos del niño, en este período de alta vulnerabilidad.

La leche humana es un alimento inteligente, complejo, funcional, cubre todos los requerimientos del niño hasta los 6 meses de vida, e inclusive ha sido catalogada como un alimento “vivo”, biológicamente activo, ya que contiene no sólo nutrientes, sino también componentes que pueden modificar la funcionalidad y pueden llegar a formar parte de reacciones metabólicas en el niño. La leche humana es rica en elementos inmunológicos, bacterias, hormonas, factores de crecimiento, enzimas, que modifican y tienen efecto protagónico en múltiples funciones metabólicas del niño. Por todo esto, la leche humana es insustituible en comparación con las fórmulas infantiles.

Las fórmulas infantiles se asemejan a la leche humana en el contenido de macro y micronutrientes, sin embargo, todavía se encuentran en estudios para intentar lograr su optimización.

Uno de los retos más importantes en la alimentación infantil, es lograr la minimización de las enfermedades cardiometabólicas (obesidad, dislipidemia, enfermedades cardiovasculares, entre otras) de los futuros adultos. La leche materna, por ejemplo, es muy rica en colesterol, esto debido a que, en los primeros años de vida, este nutriente es esencial para la formación y maduración del sistema nervioso central y periférico, además es indispensable en la formación de órganos y glándulas endocrinas; por lo cual, en los dos primeros años de vida, sus valores séricos aumentan significativamente de forma fisiológica acorde a los requerimientos del niño. En contraste a este hecho, algunas fórmulas infantiles, descremadas parcial o totalmente, contienen menos colesterol que la leche humana; algunas hipótesis plantean en consecuencia que este hecho podría incrementar el metabolismo del colesterol en los niños que reciben estas fórmulas para cubrir sus requerimientos. Esto no está totalmente comprobado.

Hasta ahora no existen estudios concretos con respecto a la proteína PCSK9, reguladora de la homeostasis del receptor de Colesterol de baja densidad (C-LDL), en lactantes. El artículo High-sugar feeding and increasing cholesterol levels in infants. European Heart Journal (2020) 00, 1–4 doi:10.1093/eurheartj/ehaa868, plantea una hipótesis que podría ayudar a comprender mejor este mecanismo en las primeras etapas de vida.

Es fundamental, que el diseño de este sea comparativo y doble ciego con leche humana versus fórmulas que hayan sido aprobadas por sus componentes para el uso en la población infantil. El Codex alimentario, para fórmulas infantiles no se ha actualizado desde hace muchos años (1981), por lo cual se recomiendan los consensos y publicaciones emitidas por las sociedades científicas como la EPSGHAN, AAP, y normativas regionales.

Estas publicaciones recomiendan que las fórmulas infantiles se asemejen en lo posible a la leche humana.  La fórmula que plantea el estudio, rica en carbohidratos disacáridos, como maltodextrina, sacarosa sirop de maíz, es una fórmula que ha sido catalogada por expertos en nutrición como inapropiada para la alimentación en los lactantes, ya que contiene una cantidad elevada de carbohidratos de fácil absorción, no presentes en la leche humana, que pueden inducir efectos disglicémicos en el niño, incrementando la adipogénesis y la velocidad de maduración del preadipocito al adipocito maduro, aumentando la producción de triglicéridos con  mayor hiperplasia e hipertrofia del tejido adiposo. En este período el aporte excesivo de estos Carbohidratos induce alteraciones epigenéticas incrementando el riesgo a mayor obesidad.

No está muy claro si estas fórmulas ricas en disacáridos, diferentes a la lactosa, también puedan ejercer efectos en el incremento de los niveles de colesterol. Sin embargo, al ser fórmulas diferentes en su contenido a la leche humana, no deberían utilizarse para un protocolo de investigación, como el planteado en el artículo. Para este estudio es recomendable utilizar fórmulas ricas en lactosa, como la leche humana, sin agregados de sacarosa o sirop.

Por otro lado, es importante, para esta hipótesis, utilizar fórmulas con un tenor proteico similar a la leche humana, ya que se determinó por los estudios de Koletzko (2009), que las fórmulas con alto contenido proteico, similares al de la leche de vaca, contiene una elevada cantidad de aminoácidos ramificados que tienen efecto insulinogénico, incrementando los valores de insulina en el lactante, conllevando a una mayor adiposidad desde tempranas edades.

Cuando se diseñan estudios, como el presentado en el artículo de Maslov y colaboradores, con alimentos para edades críticas e irreversibles, como la lactancia, se deben seleccionar fórmulas infantiles cuyo contenido sea el que haya demostrado mejor efectividad, seguridad e inocuidad en la población infantil que la ingiere.

Ver  link AQUI

LECTURAS SUGERIDAS

– Ballard O, et al. Human milk composition: nutrients and bioactive factors. Pediatric clinics of North America. Feb 2013;60(1):49-74

-Campos I, Machado L. Fórmulas Infantiles. En: L. Machado, I. Espinoza, R. Santiago (eds.). Nutrición Pediátrica. Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría. Editorial Panamericana. Caracas 2009, pp. 99-120

-Koletzko V, Grote y col.  Am J Clin Nutr 2009;89(5): 1502S-1508S

-Koletzko B, Brands B y col for the Early Nutrition Project. Proceedings of the Nutrition Society (2012), 71, 371–378 doi:10.1017/S0029665112000596 EU Childhood Obesity Study Team EUROPEAN CHILDHOOD OBESITY PROJECT

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